Los primeros traductores

En esta nueva entrada hablaremos sobre los pioneros en la traducción, aquellos que, sin saberlo iniciaron una práctica fundamental para la transmisión del conocimiento y para el avance de las civilizaciones. 
Los primeros traductores de los que se tiene constancia iniciaron su actividad en el imperio babilónico (siglo III a. C.), y con la civilización hitita (1900 y 1200 a. C.), la profesión recibió un gran impulso debido a la difusión del idioma acadio, que evolucionó hasta llegar al kentum, la lengua de la diplomacia. 
En la Antigua Roma, Cicerón aportó los primeros testimonios sobre la propia manera de traducir en algunas de sus obras, como por ejemplo De optimo genere oratoruní. El propio Cicerón llevó a cabo esta tarea, no porque la considerara necesaria para él mismo, sino porque pensaba que sería útil para los estudiosos.


Cicerón Fuente: Google imágenes

Más adelante, con la llegada del cristianismo, la labor de los traductores fue fundamental para la expansión de esta religión, ya que en un principio los escritos originales de la Biblia solo estaban en tres idiomas: hebreo, arameo y griego, por lo que si no se conocía ninguno de estos tras idiomas, la única manera de llegar a este conocimiento era a través del lenguaje oral, una vía poco fiable. Además, se pretendía que el mensaje de la Biblia llegara más fácilmente a la gente, así,  Jerónimo de Estridón realizó la primera traducción famosa de la Biblia en el siglo IV. La tradujo al conocido como latín vulgar, el que se hablaba en la calle y que distaba del latín original. Esta idea fue criticada por los más conservadores, ya que parecía una herejía acercar las Sagradas Escrituras al pueblo en una lengua comprensible para ellos. 

Alexader Pope Fuente: Google imágenes
La invención de la imprenta fue también crucial para el avance la cultura, ya que hizo que los libros dejaran de ser un producto de lujo y que mucha más gente pudiera acceder a ellos. Pero en nuestro viaje en el tiempo para conocer a distintos traductores, llegaremos al s. XVIII, época en la que Alexander Pope tradujo, junto a William Broome y Elijah Fenton, La Ilíada de Homero. Pope, además de ser traductor, también era escritor de poesía y un ávido lector. Esta característica la encontramos en muchos otros traductores, lo que nos lleva pensar que quizá, las primeras traducciones se llevaran a cabo más en un afán por compartir lo que ellos habían leído que buscando un beneficio económico.


Así, terminaré esta entrada rindiendo un pequeño homenaje a Alexander Pope y animándoos a leer su interesante biografía, que podéis encontrar en este enlace
Para saber más, en este vídeo encontraréis más información sobre otros traductores: 



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